3. CONSIDERACIONES EN EL TALLER
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I) AFILADO DE LAS HERRAMIENTAS
Resulta completamente complicado, o casi imposible, hacer una talla si las herramientas no poseen un afilado adecuado. Sirva de ejemplo que las herramientas de un tallista deben poseer un filo similar al de la hoja de una cuchilla de afeitar.
Cuando una herramienta de talla está recién comprada, cuenta con un filo apropiado ya, pero es conveniente acabarlas con una piedra de aceite, lo cual es bastante laborioso, y en general lleva cierto tiempo conseguir el afilado perfecto en una herramienta de talla. Es por esta razón que las herramientas de un tallista profesional pueden llegar a estar más valoradas que las nuevas.
Una de las complicaciones del afilado de las herramientas es que poseen, además del filo o bisel exterior, un segundo filo o bisel por el interior. Además, dependiendo ya de cada tallista, se pueden “matar” las esquinas, especialmente en herramientas para usos concretos.
Lo más habitual es utilizar piedras de doble cara, con una cara áspera o gruesa, y una cara fina. Deben ser piedras de aceite. Una de las mejores piedras para afilar es la llamada piedra de Arkansas, que puede adquirirse en distintas formas y con distintos ángulos. Aún así, es posible también darles forma. También es común la piedra de Washita. Es importante saber que no se debe intentar realizar el acabado del filo de una herramienta con una piedra gruesa, aunque este tipo de piedras sea necesario para afilar las herramientas con mellas.
El aceite puede ser un aceite ligero para máquinas, y se debe frotar a fondo contra la piedra, de forma que éste penetre en los poros, limpiando el sobrante con un trapo. La finalidad de este aceite es arrastrar las partículas producidas en el afilado de forma que no se incrusten en la piedra.
El suavizador, es utilizado para quitar las rebabas que suele dejar el proceso de afilado con la piedra, y permite obtener un filo extrafino. Es habitual utilizar para ello un cuero blando y flexible, tratado con óxido de hierro, polvo de azafrán… y sebo o grasa. Se utiliza colocándolo plano para afinar el bisel exterior, y colocándolo doblado para los biseles interiores. También es posible usarlo unido a trozos de madera con las formas requeridas.
Para el afilado de los formones, se debe tener en cuenta de que tienen un filo con bisel doble. Este bisel puede ser plano o puede tener matado el borde. Para esto último, durante el afilado, se deberá hacer un movimiento de vaivén, para hacer romo el borde, sin aumentar el ángulo de corte. Solo se deben usar piedras finas, y solamente si el filo está mellado o tiene rebabas, se deberían usar piedras más gruesas, hasta eliminar estos defectos. Para un acabado perfecto, después de la piedra fina, se recurre al suavizador.
En el caso de las gubias, primeramente debe afilarse el filo o bisel más externo. Para ello la herramienta a de sujetarse en ángulo sobre la piedra de aceite, y frotarla lateralmente, a la vez que se realiza un movimiento rotativo, llevando cuidado de no matar los bordes, si no se desea esto. Esto deja un bisel recto.
Para afilar el bisel interior, esto debe hacerse con una piedra de aceite de curvatura adecuada, que deberá coincidir exactamente con la de la gubia, puesto que de lo contrario o bien se redondearían las esquinas de la gubia, o aparecería una mella en el centro.
La técnica de afilado más común es la de sujetar la gubia con la mano y moverla sobre la piedra de afilar, aunque también es posible hacer lo contrario.
Respecto al suavizado, es la operación que debe realizarse después del afilado. Para los biseles exteriores, debe hacerse con un movimiento rotatorio, combinándolo con otro lateral. Y para el bisel o filo interior, se suele doblar el cuero formando un radio igual al de la gubia, o también se pueden preparar suavizadores especiales, con tacos de madera y cuero encolado.
El afilado de las herramientas especiales, como pueden ser las acodadas, entre otras, debe hacerse siguiendo los mismos principios descritos anteriormente. Sin embargo, estas herramientas acodadas, por ejemplo, pueden ser complicadas de afilar, debido a su forma y geometría.
Cuando las gubias tienen mellas, bien porque han aparecido naturalmente por el uso cotidiano, o bien porque se han golpeado con otras gubias, o sufrido cualquier tipo de impacto, se debe de rebajar dicha mella, frotándola perpendicularmente a la piedra, hasta que la mella desaparezca. Después se volverá a sacar el bisel perdido, haciendo desaparecer la parte plana que ha aparecido.
Existen piedras de afilar para gubias angulares, que se deben afilar siguiendo procedimientos algo distintos. Las gubias angulares o en V poseen un bisel exterior ligeramente curvo, y otro interior más pequeño, que se hace con dicha piedra especial que tiene una arista aguda.
A continuación se describe detalladamente el procedimiento para afilar y afinar una herramienta de tallado.
- Primero se pone la herramienta con su cara biselada contra la piedra, sujetándola con una inclinación respecto a la horizontal de unos 30º. El filo debe estar cerca del extremo de la piedra más próximo a uno mismo.
- Seguidamente, ejerciendo una presión ligera, se pasa el filo por la piedra, hasta su extremo más alejado.
- Se repite el proceso tres o cuatro veces más hasta que aparezca una rebaba. En este punto se le da la vuelta a la herramienta y se repite el proceso igual que antes.
- Realizándolo otras tres o cuatro veces por la otra cara, seguramente aparezca ahora la rebaba en el lado biselado. Ahora se le da la vuelta a la piedra, poniendo la cara fina hacia arriba, y cargándola con aceite.
- Se realizan tres o cuatro pasadas de idéntica forma, hasta que la rebaba (menos apreciable esta vez) aparezca en el lado contrario, punto en el que entonces se da la vuelta a la herramienta y se hacen las pasadas de nuevo.
- Las rebabas deben ir desapareciendo o reduciéndose. Es momento del afinado, mediante el proceso de suavizado.
- Con el cuero previamente preparado con los materiales comentados (polvo y aceite, grasa o sebo), se pasa la herramienta, evidentemente sin empujarla en dirección al cuero, si no tirando de ella con la misma inclinación y ángulo que en pasos anteriores. Se alternan las pasadas con uno y otro lado del filo.
Este podría ser el proceso para afilar una gubia o formón recto. Sin embargo, cuando la gubia es curva, el proceso es similar al anterior, pero con la diferencia de cómo se fricciona contra la piedra. En las gubias curvas se a de limar todos los puntos de la curvatura por igual, de manera que siga siendo redondo en todos sus puntos, de una de las esquinas del filo a la otra.
De forma resumida podríamos tener las siguientes maneras de afilar las herramientas de tallado:
- Para una gubia de corte oblicuo, debe tomarse el mango de la gubia con la mano izquierda, apoyar el bisel sobre la piedra y con el índice de la mano derecha presionar un poco la hoja metálica.
- Para una gubia de corte recto, se toma la gubia con la mano más hábil, y se afila deslizando la gubia verticalmente en ambos sentidos, tal y como se describía con anterioridad.
- Para una gubia semiplana, de media caña o de cañón, en principio se afila del mismo modo que la gubia plana de corte recto, pero luego se inclina el mango ligeramente hacia izquierda y hacia derecha, efectuando el mismo movimiento. Si se posee una piedra especial de afilado, se coloca la gubia en el canal adecuado, y al mismo tiempo de deslizarlas verticalmente, se realiza un movimiento de vaivén, girando suavemente de un lado a otro.
- La gubia en V es la más complicada de afilar. Primero a de afilarse un lado del ángulo, y luego el otro, apoyando el bisel sobre la piedra y deslizando verticalmente en ambos sentidos. Una vez hecho esto, se debe asentar el filo de la gubia, para lo que se apoya el lado interno de la gubia (el lado sin bisel) sobre la piedra, y sin presionar se desliza un par de veces, sobre una piedra de contorno angular (preferentemente).
Muchos tallistas también utilizan la piedra de amolar, o amoladora, para el afilado de sus herramientas, sobre todo si han perdido mucho filo. La amoladora es una máquina, normalmente eléctrica que se basa en una rueda afiladora (disponible en diferentes materiales) que gira a velocidades altas, y sobre la que se pasa la herramienta. Esta rueda suele lubricarse con agua, por ejemplo. La amoladora es usada habitualmente para herramientas rectas. Posteriormente, para el acabado, siempre se usan las piedras ya descritas.
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