1. INFORMACIÓN CONTEXTUAL
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I) EL TALLADO DE MADERA EN YECLA
Desde tiempos antiguos Yecla ha tenido un gran prestigio en los oficios artesanos de la madera, específicamente, una de las primeras de estas profesiones aparecidas en Yecla pudo ser la de los “aperaores” o “Maestro de carros”, ya que en el siglo XVI Yecla llego a tener más de 500 carros, siendo muchos los ciudadanos dedicados a la carretería.
En el siglo XVII solo las personas acaudalas podían permitirse tener muebles en sus casas. A principios de siglo Yecla tenía cinco carpinteros, quedando solo dos a mitad de siglo. Los aprendices trabajaban sin sueldo durante siete años y tenían que desplazarse a otras poblaciones para obtener su título de maestro carpintero. Es ya en 1690 cuando los exámenes se comienzan a realizar en Yecla.
El siglo XVIII supuso un cambio de paradigma, ya que los muebles poco a poco fueron introducidos en todos los hogares. Así, a principios del siglo XIX, en Yecla, se encuentran registros que mencionan la presencia de 17 carpinteros y dos tallistas, incluyendo a sus aprendices. En ese momento, no se evidenciaban gremios profesionales, y eran escasos los aprendices que, al concluir su formación, se sometían a exámenes para ascender al título de maestro. Esto se debía a que, para lograr dicho reconocimiento, se veían obligados a buscar oportunidades en localidades más industrializadas. Entre todos los carpinteros de esta época destaca José Mora Parra, más conocido popularmente como "El Maestro Mora", destaca artesano dedicado a la carpintería artística, y en especial a la religiosa, aunque también hizo algunos muebles.
En el siglo pasado, Yecla experimentó un importante desarrollo en la ebanistería, que pasó de ser un taller pequeño a una industria sólida. En 1915, ya había 77 profesionales entre carpinteros y ebanistas en la ciudad, marcando un crecimiento significativo en este sector.
En los talleres de carpintería, siempre hubo hábiles artesanos que dominaban el arte de la talla. Sin embargo, a principios del siglo XX, emerge una figura destacada en este campo: José Villanueva. Principalmente dedicado a la carpintería artística y religiosa, su destreza en este arte dejó una huella significativa. Además, varios artesanos locales tuvieron el privilegio de aprender de él.
Neceser y guantera tallado por José Villanueva en madera de nogal en 1909.
Al final de los años 40, tras la guerra civil española, hay una gran crisis en el sector. El Párroco Arcipreste de la Purísima, José Esteban Díaz, logra fundar con más de 80 familias la Cooperativa Obrera de Muebles “Esteban Díaz” (C.O.M.E.D.), que llego a tener hasta 150 trabajadores.
Hacia 1950, Yecla presenció la proliferación de tallistas debido a la creciente demanda de trabajos de talla en muebles. Fueron precisamente estos tallistas quienes lideraron la creación de nuevas industrias. Aunque en sus inicios no eran más que talleres ampliados, con la llegada de la Feria del Mueble, celebrada por primera vez en 1961, recibieron el impulso necesario para emprender una verdadera odisea industrial. Así, se construyeron numerosos edificios industriales en las afueras de la ciudad, dando forma a los diversos polígonos industriales que hoy en día constituyen la próspera industria de Yecla.
Dormitorio fabricado en Muebles Azorín en el año 1950
Es importante resaltar el resurgimiento de las artes manuales que hubo en Inglaterra en 1882 encabezado por Ruskin como teórico y Morris como diseñador. Posteriormente la Bauhaus, con el mismo sentido que Morris, pero entrando de lleno en la aplicación del diseño industrial, se mantiene el espíritu cultivador de las artes manuales, pero a través de una educación adecuada. Estos movimientos y postulados de algún modo llegan a Yecla vía Valencia y calan profundamente en los artesanos haciendo crecer su estima personal.
Hacia 1960, se produjo una notable mejora en las comunicaciones, proliferaron las revistas especializadas, se publicaron libros de forma constante y se inauguraron ferias, entre otros acontecimientos. Estas circunstancias crearon un horizonte muy alentador para cualquiera que aspirara a prosperar en el sector.
En cualquier avance cultural y social, siempre ha habido destacados protagonistas, y en Yecla, el tallista y escultor Pedro Ortega desempeña este papel destacado. En su taller, disponía de la primera máquina de talla, de origen alemán, que, aunque no estaba completamente perfeccionada, brindaba una valiosa ayuda al agilizar el proceso de elaboración, al eliminar irregularidades y al dejar las piezas listas para el acabado. Esto estimuló la creatividad del tallista, permitiéndole trabajar en piezas más audaces en su ornamentación, así como en pequeñas esculturas.
Mobiliario tallado de Muebles Ortega
Lo que ocurrió en el taller de Ortega acabó por influir en otros talleres. La incorporación de esta máquina a la producción de tallas motivó a los artesanos de Yecla a interesarse más allá del mero ornamento, buscando metas de mayor profundidad artística. Esta fue su evolución y su realidad, que abarcó principalmente desde 1960 hasta 1968, aunque se extendió incluso después de 1980.
Finalmente, la organización de los talleres de talla en Yecla, solían basarse en estructuras sencillas. Había un área destinada a las maderas previamente recortadas, suministradas por el fabricante de muebles. Los bancos de trabajo se encontraban generalmente muy próximos entre sí, a veces incluyendo mesas grandes con espacio para cuatro o más tallistas. Una buena iluminación era esencial.
Los aprendices se encargaban de copiar el diseño ornamental sobre las maderas recortadas utilizando papel de calco azul. Este diseño había sido previamente trazado por el "maestro" del taller en un papel grueso. Además, los aprendices llevaban a cabo la fase final, que consistía en repasar con lija todo lo que había sido tallado con la gubia hasta que el trabajo quedara completamente pulido. Para este último repaso, se utilizaba un manojo de esparto. El resultado final era una pieza lista para ser entregada al cliente.
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